No tengo redes sociales. Y trato de mantenerme lo más alejado posible de ese mundo. Pero, de un tiempo a esta parte, las redes se han convertido en una realidad política insoslayable. Es probable que todavía no tengan la influencia que han demostrado tener en la política norteamericana o en la “grieta” argentina. Pero todo indica que su importancia va camino a aumentar también en nuestra pequeña polis. En un mundo en que la democracia está enviando señales de recesión, las redes sociales, tal como están diseñadas y tal como suelen ser usadas, se dedican a echar sal en las heridas.
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