Ha comenzado el mes de noviembre y he tenido ocasión de escribir semanalmente en este blog de El Observador. Fueron muchos los temas desarrollados. Deseo hoy detenerme en “el comportamiento” que es actuar de una manera determinada. Los humanos poseemos la inteligencia. Para mí es el chispazo divino que nos identifica y nos coloca en un plano diferente al de los irracionales. Goethe, el gran romántico, expresó que el comportamiento es un espejo en el cual cada uno muestra su imagen.
No hace mucho tiempo leí un artículo sobre los pumas. Su autor con muy buena intención, trasmite una idea: “los pumas no son tan solitarios como hemos creído”. Se explaya para mostrar algunos comportamientos de esos animales. Hoy, cuando todo es posible, consiguió fotografiar determinados momentos de sus vidas. Parecen humanos pero no lo son. Sin embargo, lo de los pumas tiene importancia relativa porque nuestro comportamiento es muy diferente.
No se va de mi memoria una clase en Facultad. Allí una persona bien intencionada se refirió al comportamiento de los animales y dejó una enseñanza que no comparto. Es posible adiestrar a un animal para que ande y se ubique en un sitio destacado entre sus iguales. No obstante, no tendrá la libertad de los humanos para ceder ese sitio a otro en una ceremonia protocolar.
En la vida cotidiana advertimos que el comportamiento está unido a la solidaridad y al aprecio de lo muy nuestro. Un anuncio publicitario nos lo recuerda: “Si algo hace que Uruguay valga la pena, es su gente”. Nuestro proceder diario en el hogar, en el ómnibus, en nuestro trabajo, en la calle, en el descanso, pone de manifiesto al comportamiento. En las escuelas de Negocios es objeto de profundos estudios porque es algo así como la ciencia del médico cuando debe tomar decisiones.
Tuve ocasión de leer con atención el Código de ética y conducta de las profesiones de Economía, Administración y Contabilidad del Uruguay. Allí se coloca al comportamiento en su justo sitio. Así se expresa: “Respeto por las personas. En su conducta reconocerá la dignidad de los seres humanos. Por esto, tendrá en cuenta en su vida profesional y personal, las necesidades y el respeto a los demás, aplicando en sus dichos y en sus actos los principios éticos, actuando con objetividad, equidad y solidaridad; considerando sus puntos de vista independientemente de que los comparta o no apelando por vía directa o indirecta al uso inapropiado o abusivo de sus prerrogativas, en particular con sus colegas y colaboradores.”
Es verdad que he acudido a un comportamiento”reglado”. En una breve enumeración, recuerdo algunas notas de este blog. Allí están: “Lo muy nuestro”, “Las precedencias”, “También en la vida cotidiana”, “Gestos, actitudes”, “Asistencia, participación”, La mesa”, “Palabras nuevas y términos de siempre”, “Los museos”, “Gestos, actitudes”, “Las formalidades importan”. Son artículos que hemos compartido a lo largo de los meses pasados y en ellos está nuestra manera propia de actuar.
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