Hoy la pintoresca puerta del café ya no está, tampoco los trajes y sombreros de los ciudadanos de la época. Lo que quedó es un registro fotográfico que tres jóvenes uruguayos utilizaron a fin de darles vida a los rincones antiguos de Montevideo mediante la aplicación FotoViva para “contribuir al fortalecimiento de la identidad, la memoria colectiva y la historia de nuestro país”, según se lee en la descripción del proyecto financiado por la Agencia de Gobierno Electrónico y Sociedad de la Información y el Conocimiento (Agesic).
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