Las torrijas son uno de los postres más clásicos de la mesa de Semana Santa, bocado que nos acompaña desde la época de los romanos. Tan es así, que es una de las primeras recetas dulces que se hayan registrado, y aparece en un libro del siglo I, “De re coquinaria”, en el que Marco Gavio Apicio recopiló, para la posteridad, miles de recetas de la época. Allí, las torrijas aparecían bajo el nombre de “aliter dulcia”.
Si bien estas torrijas del Siglo I no llevan huevos, el resto de los ingredientes se mantienen fieles a los de las actuales.
Muchas de las costumbres que caracterizan a esta fecha, tienen que ver con las restricciones impuestas por la cuaresma, en muchos casos, vinculadas a la comida. Es por eso que la mayoría de las recetas tradicionales surgieron como alternativa a lo que no estaba permitido.
Las torrijas son una herencia de los tiempos en que no podía pensarse en desperdiciar comida, y por eso, había que usar el ingenio para reciclar todo lo que había en casa. La receta original de este dulce, se hacía con pan duro. Se trata de un manjar simple, pero codiciado en la mesa de Pascua.
Las torrijas, o torrejas, son sencillas, pan, leche, huevos, azúcar y aceite. En algunos supermercados, pueden encontrarse, en estos días, los panes especiales para torrijas, que tienen la textura del brioche y con sabor a anís.
Y si su éxito ha permanecido vigente durante tantos siglos, será porque el sabor que tienen para ofrecer no es tan simple como parece. A continuación, la clave del éxito.
Ingredientes
1 barra de pan
1 litro de leche
1 rama de canela
Ralladura de un limón
4 cucharadas soperas de azúcar
3 huevos
Azúcar y canela para rebozar
Aceite para freír
El paso a paso
Cortar el pan en rodajas de 1cm de espesor aproximadamente y disponerlas en una asadera o plato profundo.
Poner en un bol la leche, la rama de canela, el azúcar y la piel del limón. Mezclar los ingredientes y llevar al fuego hasta que rompa el hervor. Apagar y dejar enfriar
Volcar la mezcla de la leche sobre las rodajas de pan, esperar unos 15 minutos para que el pan absorba bien el líquido.
Mientras tanto, batir bien los huevos y poner a calentar el aceite en la sartén,
Cuando el aceite esté bien caliente, pasar cada rodaja de pan por el huevo y luego freír hasta que la torrija esté bien dorada.
Retirar de la sartén y disponer las torrijas sobre papel de cocina para que absorba el exceso de aceite.
Antes de que se enfríen, rebozar en azúcar y canela.
Servir calientes (y crocantes).
Pueden ser postre, pueden ser desayuno o merienda, lo cierto es que son un pedazo de historia de la gastronomía que endulza la mesa y da alegría a los comensales desde la antigua Roma.
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