La tinta que mantuvo durante décadas su pelo negro en un tono marrón claro le está cediendo paso a las canas que tapaba. Las arrugas están emergiendo, finalmente. A pesar de los cuidados, de la dieta vegetariana y de abandonar gradualmente sus vicios, Paul McCartney tiene 76 años, y se empieza a notar físicamente. Pero no musicalmente.
Paul está vivo y no para. Pertenece a ese grupo de artistas que sigue componiendo y publicando discos, con el Egypt Station que sale este viernes como ejemplo más reciente. Lo ha hecho desde la década de 1960 sin frenos, y tanto físicamente como musicalmente aparenta ser una persona más joven, que aún tiene cosas para decir. Quizás no produzca hits e himnos memorables a la velocidad de antes, pero ni está obligado ni está desaparecido, como atestigua la canción FourFiveSeconds, interpretada junto a Rihanna y Kanye West, lanzada hace tres años, y su éxito más reciente.
Egypt Station incluye 16 nuevas canciones, y su arte de tapa es una pintura realizada por McCartney en 1988
A McCartney parecen fluirle las canciones. Ya desde su era Beatle tenía la capacidad de tomar un relato cotidiano – ya será un retrato de una calle de su barrio o la historia de una joven que se fugaba de su casa- o la habilidad de retratar a personas o lugares, ya fuera Maureen Cox, la primera esposa de Ringo Starr; o la región agreste de Escocia donde tenía su residencia, en la que gestó al grupo Wings.
Música clásica, música electrónica, música pop. McCartney no tiene límites, y aunque a los fans más recalcitrantes de John Lennon no les parezca tan genial como su ídolo de voz nasal y lentes redondos, es de necios negar que “Macca” es uno de los músicos más completos, talentosos y geniales de la era moderna.
A esa conclusión llegó el escritor y periodista inglés Phillip Norman. Ya había publicado un libro biográfico sobre los Beatles, y uno sobre John Lennon. Por la investigación y las declaraciones reflejadas en ambos textos, daba la impresión de que McCartney no le llegaba a los talones a su socio creativo. Pero Norman se dio cuenta del error, y le pidió al zurdo bajista si le cedía la potestad para escribir también un relato de su vida. El músico aceptó y este año se editó en español el extenso Paul McCartney, una completa y profunda biografía que todo fan debe tener.
Sin grandes enfermedades padecidas y un estilo de vida sano, los grandes problemas de McCartney han sido las tragedias emocionales. Una fue la muerte de su primera esposa, Linda, fallecida en 1998 por un cáncer de mama. El libro de Norman deja bien claro que fue su momento más oscuro, en el que a pesar del aliento de sus allegados, que lo instaban a no detenerse y seguir haciendo canciones, no pudo hacer absolutamente nada.
El músico llegó a Tokio en 1980 para una gira con Wings, y dentro de su valija encontraron 213 gramos de marihuana. Créame, por más que uno consuma periódicamente y comparta, es un montón. El cargo de tráfico estaba ahí, pero la justicia lo perdonó luego de las presiones del gobierno británico, el mundo musical y el público.
Desde que las canciones de los Beatles empezaron a trepar en los rankings, McCartney nunca pasó penurias económicas. Pero si atravesó varios dilemas generados por el dinero. Además de la lucha de egos, los Fab Four se separaron por diferencias en cuanto a la gestión de la banda, su fortuna siempre creciente y los proyectos paralelos que desarrollaban. Desgarró completamente su vínculo con George Harrison, John Lennon y Ringo Starr (hasta que el tiempo los reconcilió en mayor o menor medida).
Michael Jackson le compró a sus espaldas el catálogo de canciones de los Beatles, que Paul había perseguido durante toda su vida con o sin sus antiguos compañeros, y su segunda esposa, Heather Mills, fue la responsable de su multimillonario juicio por divorcio que puso a este hombre con fama de tacaño (pero sumamente generoso en realidad, según especifica el libro) con los pelos de punta.
El hombre de las Silly love songs (tontas canciones de amor) sigue haciéndolas en Egypt Station, que tiene como hilo conductor (aunque no es ni de lejos un disco conceptual), un viaje ferroviario. Para este nuevo trabajo se reunió con uno de los productores jóvenes, Greg Kurztin –más cotizados actualmente, y responsable de hits de Adele y Sia.
Despite repeated warnings, incluída en el disco, es un tema contra Donald Trump y los políticos que niegan el cambio climático
Los primeros adelantos del disco muestran que su estilo optimista y romántico sigue muy presente, aunque también hay lugar para temas como I don´t know, una balada de piano. Pero el tono rockero está muy presente, y el viaje de Paul McCartney sigue sumando estaciones.
Paul McCartney
Editorial: Malpaso
Páginas: 912 . precio: $ 1100
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