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La responsabilidad del que manda

Aunque el presidente Tabaré Vázquez no pueda leer los 50 expedientes que, según dijo, tiene que firmar por día, tal vez convenga que sus asesores le digan al presidente que lea uno
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07 de abril de 2019 a las 05:00

En los gobiernos de los países, en los de las organizaciones, en los de las empresas, en la policía, en las fuerzas armadas, en los clubes deportivos y en los de toda actividad humana organizada con un propósito y con una estructura hay un elemento crucial: la responsabilidad de quienes ocupan los diferentes escalafones para llevar a cargo sus respectivas tareas. Toda responsabilidad es importante, pero algunas son más importantes que otras.

La responsabilidad suele ir hacia arriba y cuando es algo muy importante solo se detiene en el máximo nivel de gobierno de la organización en cuestión, aunque esa persona no tenga un control directo de la situación. 

Es lo que explicaba con notable claridad Steve Jobs, el carismático fundador de Apple, cuando hablaba del “umbral de responsabilidad del que manda”. Para Jobs, si la basura de una oficina no se recoge regularmente, se le puede preguntar al conserje cuál es el problema y el conserje podría responder: “Cambiaron la cerradura de la puerta y no pude conseguir la nueva llave”. Es decir, puede dar razones de por qué las cosas no se pudieron llevar a cabo. Pero entre el conserje y presidente de la empresa, hay una línea a partir de la cual las razones o las excusas no sirven. 

Para Jobs, esa línea se cruza cuando una persona se convierte en gerente y traspasa el “umbral de la responsabilidad”. A partir de ese momento, uno no tiene excusas por el fracaso. El gerente no puede decir: “No pude conseguir la nueva llave”. Es su tarea, es su responsabilidad y es su misión conseguir esa llave y tiene, además, los recursos necesarios para conseguirla. Puede llamar a un cerrajero.

Puede llamar a un guardia. Tiene un sinfín de posibilidades para solucionar el problema porque tiene mando y tiene responsabilidad. Por eso, las excusas dejan de tener sentido. La responsabilidad del gerente (o de quien sea en la organización que haya cruzado el “umbral de la responsabilidad) es llevar a cabo la tarea encomendada o natural de su puesto y agenciarse todos los recursos y elementos que necesite. Si no lo logra, no tiene excusas válidas.

Estas reflexiones tienen especial validez en estos días en que se ha hecho público el contenido de las actas del Tribunal de Honor que juzgó a José Nino Gavazzo y a Jorge Silveira gracias a una investigación del periodista Leonardo Haberkorn publicada por El Observador el pasado sábado 30 de marzo. Contenido explosivo porque Gavazzo confesaba la muerte y desaparición de Roberto Gomensoro, por cuya causa otro militar estuvo preso durante tres años.  Todo ese material estaba en el expediente que se presentó a la firma del presidente Vázquez. 

Lo que nadie se imaginó es que ello saldría a luz gracias a un impecable trabajo periodístico y que explotaría como granada de fragmentación durante el fin de semana. El lunes 1° de abril el presidente pidió la renuncia del ministro y del subsecretario de Defensa, destituyó a la cúpula del Ejercito y ordenó pasar el asunto a la Justicia penal.

Días después comenzaron a conocerse otras versiones de los involucrados en todo el proceso desde que el expediente llegó a Presidencia a mediados de febrero. Se supo, por ejemplo, que el ministro de Defensa Jorge Menéndez, con graves problemas de salud, había advertido al presidente que había cosas en el expediente que “tenía que leer” y se supo que el propio ministro fue con dos abogados del ministerio a reunirse con el secretario de Presidencia, Miguel Ángel Toma, que es la persona institucionalmente encargada de hacer llegar al presidente los expedientes que debe firmar. Como dijo Vázquez en una entrevista, le llegan 50 expedientes por día para firmar y no puede leerlos todos.

Eso es cierto y para eso está la estructura de la Secretaría y Subsecretaría de Presidencia y su equipo de asesores jurídicos. Pero, aunque no pueda leer 50 expedientes, tal vez convenga que sus asesores le digan al presidente que lea uno. Hay muchos expedientes de puro trámite y hay otros que no. Este claramente no era de puro trámite. 

Vázquez asignó rápidamente responsabilidades. Pero queda la sensación de que no todos los responsables asumieron su cuota de culpa y que quizá algunos que no tuvieron responsabilidad pagaron por errores ajenos. El paso del tiempo y el conocimiento de más información cuando actúe la Justicia permitirá conocer esas responsabilidades. Mientras tanto, conviene recordar la reflexión de Steve Jobs sobre el umbral de la responsabilidad. 

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