Ida Vitale supo que su 2019 iba a ser un año convulsionado una mañana de noviembre. Regaba las plantas en su apartamento de Malvín. Era un día más. Hasta que una llamada telefónica interrumpió la calma rutina de la poeta, ensayista, docente y crítica uruguaya. Del otro lado le informaron que el Premio Miguel de Cervantes 2018 era para ella. Tiempo más tarde Vitale se enteró que era la quinta mujer en recibir el galardón en una distinción que tiene 43 años de historia. Antes que ella habían pasado por la Universidad de Alcalá en la ciudad de Alcalá de Henares cuatro colegas: María Zambrano (1988), Dulce María Loynaz (1992), Ana María Matute (2010) y Elena Poniatowska (2013). Esa misma tarde dijo en una entrevista para estas páginas lo siguiente: “Es un disparate. Todo hay que repartirlo y dividirlo. Pero bueno, eso responde a una idea general del mundo que dice que las mujeres van a la cocina”.
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