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Elecciones y televisión: ¿cuál es el lugar de los programas periodísticos en la pantalla?

Los programas periodísticos y de debate escasean en la pantalla uruguaya. Cuál es el valor de este formato y qué rol ocupa durante el año electoral
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20 de abril de 2019 a las 05:03

"Usted es un travesti de la mentira”. La frase salió de la boca de Pedro Bordaberry y levitó por unos segundos en el medio del estudio de televisión de Zona urbana. Luego desapareció en el griterío. Pero antes la escucharon miles y miles de uruguayos que en aquella noche de octubre de 2006 estaban sentados frente al televisor sintonizando canal 10. Y nunca más la olvidaron.

Unos año antes, Bordaberry —según consignó este diario en un análisis publicado en 2015— tuvo un “inesperado éxito” con su candidatura a intendente de Montevideo en la nómina colorada. Y estaba allí, cara a cara con Rafael Michelini, debatiendo en el programa (hasta ese entonces) más visto de la historia de la televisión uruguaya. Grabaciones ocultas, un intercambio violento y en el medio el periodista Ignacio Álvarez llevando el hilo conductor de un show histórico para la televisión nacional.

Antes, en 2003, en un modesto set de color azul estridente, el expresidente José Mujica coronó una pregunta del periodista Néber Araújo con un “no sea nabo, Néber”. Y usó por primera vez esa muletilla que tanto repetiría frente a los medios de comunicación en los años por venir. 

Agenda confidencial

En marzo de este año, en plena campaña electoral repleta de claroscuros, el periodista Gabriel Pereyra le preguntó en su programa En la mira al precandidato blanco Juan Sartori cuál es el salario mínimo y el desempleo en Uruguay. “No importa (…) mirá, vamos a hacer la política… Yo soy un político que no hacía política hace tres meses”, le respondió el empresario. El video que expuso su  falta de conocimiento se volvió viral. Tal como hubiese sucedido en 2003 con Mujica y en 2006 con Bordaberry de haber existido los mecanismos y las plataformas.

La televisión, tanto en Uruguay como en el resto del mundo, tuvo una época dorada en la que todo lo que salía de esa caja metálica era palabra santa. Los programas periodísticos –enfocados en abordar temas de la actualidad con profundidad, análisis e información propia– dieron un aporte valiosísimo a la democracia y marcaron la agenda. Pero ya sea por cuestiones empresariales o de falta de recursos, los periodísticos en televisión escasean y, todo indica, que así seguirá el panorama durante toda la campaña de cara a las elecciones presidenciales de 2019.

¿Por qué son importantes estos programas? ¿Por qué no hay debates en la televisión uruguaya? ¿Cuánto pesa el rating en este escenario? Varios periodistas que trabajan en estos espacios reflexionan sobre la relevancia del periodismo en la televisión. 

El valor agregado

“Los programas periodísticos son importantes en cualquier momento del año, siempre son útiles. Y en época electoral es fundamental que existan muchos programas periodísticos”, dice Darío Klein, periodista, doctor en Comunicación y corresponsal de la CNN en Uruguay. Y agrega: “La televisión es un medio esencial a pesar de haber perdido mucha fuerza, tal vez como consecuencia de la falta de programas periodísticos”.
Para Klein, “hace falta más periodismo en televisión y más en esta época de fake news y bajas audiencias en los medios digitales”. 

Código país

Este año —además de los noticieros en todos los canales abiertos y de cable— estarán al aire Todas las voces y Santo & Seña en canal 4; En la mira y ADN (Además de noticias), un programa nuevo liderado también por Pereyra y un equipo de especialistas que tendrá luz verde en mayo, por VTV;  Claves políticas y Diario de campaña por Nuevo Siglo TV; Quién es quién, Plan país y 33/56 en TNU; y Entrevista capital en TV Ciudad. 

En canal 12, Gastón Solé, gerente de noticias de Telemundo junto con Federico Sierra, dice que se están “analizando varios formatos periodísticos” y que hay “varios proyectos a estudio”, pero nada definido para su canal. “Si se llega a hacer sería después de las elecciones internas”, agrega. Por su parte, Patricia Daujotas, directora de contenidos de canal 10, explica que están “evaluando la posibilidad de tener un programa periodístico” y que hasta el momento “no hay nada decidido”. A la pregunta de si Blanca Rodríguez estará al frente de las entrevistas a los precandidatos —como el canal supo hacer en elecciones pasadas—, Daujotas dijo que no puede confirmar nada.

“El valor agregado del periodismo sigue siendo el mismo de siempre: encontrar las respuesta a qué, quién, cómo, cuándo, dónde, por qué. Eso no está en todos lados. En Twitter te avisan, en el periodismo te informan, te ayudan a entender”, explica Nelson Fernández, periodista y productor de los periodísticos en Nuevo Siglo. A su entender, la televisión tiene algo especial porque “aporta la imagen”, que se traduce en miradas, gestos y guiños tanto de los comunicadores como de los entrevistados. “En elecciones es lo mismo, pero en medio de la fiesta”, agrega.

Hablemos

Sin embargo, para Pereyra, “la televisión ha perdido la masividad”. Es por eso que desde el punto de vista de la llegada a la gente, a los periodísticos no le atribuye “ninguna cosa especial”. “Hoy hay medios para llegarle a la gente más masivos que la televisión”, un formato que “no te informa en profundidad, pero te entera”. Aun así, en época de elecciones, Pereyra cree que la tele “sigue pintando una pincelada del candidato y de repente una pincelada vale más que todo el resto de la obra”. 

"Cuando un programa logra trascender es por algo anormal, no porque aporte.”

La televisión tiene el desafío de lograr trascender la pantalla y en la experiencia de Pereyra esto solo sucede con los momentos menos importantes, los que aportan a la maquinaria del show. El periodista recuerda una discusión dura que mantuvo al aire con Mujica: “La verdad fue una entrevista bárbara, pero nadie se acuerda de ella. Se acuerdan de la discusión, no de su contenido. Cuando un programa logra trascender es por algo anormal, no porque aporte”.

Sin lugar para el debate

Más allá de las excepciones y los casos aislados, la política uruguaya le ha huido al debate en televisión de manera constante. Lo contrario a lo que pasa en otras partes del mundo donde los debates organizados por canales de televisión y programas periodísticos son acontecimientos con una relevancia pública inmensa. 

Santo & Seña

“Uruguay no se puede dar el lujo de asistir a campañas políticas sin debatir”, dice Daniel Castro, periodista al frente de Todas las voces que este año se emitirá una vez por semana en vez de dos. Sobre esto el comunicador expresa: “Desconozco en esencia qué llevó a la decisión estratégica del manejo de grilla”. Castro aclara que en los últimos meses del año pasado el programa salía grabado y eso generó temor a “perder algo tan vital como es la interacción con la gente” porque “las redes van moviendo el avispero” a lo largo del emisión y eran un insumo necesario para su dinámica.

“Uruguay no se puede dar el lujo de asistir a campañas políticas sin debatir.”

¿De quién es la responsabilidad, entonces, de que falte debate? 

“Pongámosle que hay responsabilidades compartidas”, asegura Castro. El periodista dice que en los últimos meses la producción de su programa tuvo conversaciones con diferentes precandidatos que aseguraron que este será el año para debatir, aunque en las últimas semanas, en medio de la cocina del programa, comenzaron a aparecer los peros políticos. “Eso nos da la sensación de que el debate no se dará como un proceso natural. Una vez más, los implicados van a medir mucho lo que pueden ganar y perder en una instancia de debate. Desde los medios estamos prontos”, dice.

En la mira

Para Pereyra, “nadie quiere debatir”. Y agrega: “No sé qué es lo que pasa. Hay una ausencia de (ganas a la hora de) sentarse a confrontar ideas que es bastante significativa”.   

Fernández coincide con sus colegas, pero destaca que la ausencia de debate es más responsabilidad de los medios que de los candidatos. 
“No vendrán a un mismo estudio, pero los periodistas podemos encontrar la forma de hacerlos debatir aunque no sea en vivo y en simultáneo”, dice.

Bajo el yugo del rating

Como con cualquier proyecto televisivo, desde que existen las mediciones de audiencia, el rating juega un rol más o menos fundamental en el desarrollo de programas periodísticos en la televisión uruguaya. Es un tema  complejo en el que ni las gerencias de los canales, ni los periodistas logran llegar a un espacio de consenso.

Hay quienes dicen que los periodísticos funcionan muy bien, que incluso alcanzaron los índices de rating más altos en la historia del país, y otros que son contenidos que no funcionan y que por eso terminan marginados con su lugar dentro de las grillas.

En vivo y en directo

Castro dice que el rating, para el formato y el horario de Todas las voces “resultó muy bueno” el año pasado. El periodista sostiene que hay que tomar en cuenta que en Uruguay los procesos de medición son “horrendos”. “Estamos midiendo casi que exclusivamente en Montevideo y área metropolitana. Hay todo un país”. 

Fernández encuentra la raíz del asunto en algo tan sencillo y complejo como es el propio público. “Los golfistas valoran los contenidos de golf, la gente interesada en chimentos de farándula valora los programas que hablan de eso, los hinchas de fútbol valoran los contenidos de ese deporte. Los interesados en política valoran los contenidos de periodísticos políticos”. Sin embargo, el rating le “suena a excusa” porque “se gastó más dinero en programas no periodísticos que fracasaron en rating”.

Según Pereyra, el bajo rating en los periodísticos es algo que sucede en todas partes del mundo. “Me acuerdo que cuando Zona urbana marcaba mucho, Jorge Lanata decía que eran mentira las mediciones porque no podía ser que un programa periodístico marcara lo que marcábamos nosotros”. 

33/56

Este programa —que contó con la producción de Iván Ibarra y la conducción de Ignacio Álvarez, Cecilia Bonino y Pereyra— fue un caso único en la televisión local. La semilla del infotainment tal cual lo conocemos hoy y que se replica hasta la fecha en contenidos como los que pone el aire Santo & Seña. “El programa tenía un par de características especiales y se dio también en un momento histórico particular del país. Fue un fenómeno puntual”, reflexiona Pereyra.

Y agrega: “Lo que de verdad pasa es que los programas de entretenimiento tienen cuarenta avisadores. Vos vas a un reunión social y te encontrás empresarios que te dicen, ‘este es un país donde la gente mira porquerías, donde no hay programas periodísticos’. Entonces le preguntás al empresario: ‘Y vos, ¿dónde avisás?, ¿avisás en Tinelli, verdad?’ A mí me ha costado un montón encontrar empresarios que avisen en programas periodísticos. La tuve que pelear y son personas muy puntuales y muy especiales”.  

Klein no está seguro de que se trate de un problema de rating. “Los datos que he ido siguiendo siempre indican que los programas periodísticos miden bien”. Asegura que la explicación “hay que buscarla en otro lado”. Aun así cree que el hecho de que los programas midan bien “no debería ser lo esencial de este debate” porque “no hay nada más importante para un democracia que un electorado bien informado”, entonces hay una responsabilidad por parte de los dueños de los canales de brindar estos programas como si se tratara de un servicio público, con un horario central dentro de sus grillas.

Zona urbana

En esa misma línea, Castro dice lo siguiente: “Es un compromiso con la gente. Más allá de que los canales son empresas comerciales, hay un componente de responsabilidad social y una necesidad de acercar a la gente estos espacios de opinión y de intercambio”.

“Es un compromiso con la gente. Más allá de que los canales son empresas comerciales, hay un componente de responsabilidad social y una necesidad de acercar a la gente estos espacios de opinión y de intercambio”.

El corresponsal de CNN afirma que “la radio y la prensa han tenido una evolución paralela a lo que ocurre en esos mismo medios en otras partes del mundo y la televisión está retrasada en esa evolución”.  Y agrega: “No falta talento ni capacidad, hay generaciones de periodistas con muy buena preparación en el lenguaje televisivo”. 
 

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