La discusión actual en Uruguay sobre Venezuela -y en una parte no menor del mundo- se da en forma confusa, en que cada cual expone argumentos que corresponden a ángulos diferentes, con lo que en lugar de un diálogo se da una contraposición de monólogos sobre temas distintos. Es que el tema amerita prima facie examinar cuatro variables, analizar cada una de ellas por separado, y luego construir la síntesis (la síntesis de cada uno) en base a la interrelación de esas cuatro variables. Va de suyo que en cada caso corresponde estudiar las grandes líneas de acontecimientos y posturas, y no construir las conclusiones mediante la acumulación de anécdotas.
Las variables a analizar son: Uno, cuál es la teoría o cuáles son los principios que se adoptan para el reconocimiento de Estados y el reconocimiento de gobiernos. Dos, qué valoración se hace sobre el proceso político de Venezuela y sobre los distintos actores en juego. Tres, cuáles son los juegos de poder de intereses mundiales que enmarcan, condicionan y hasta impulsan la disputa. Y cuatro, cómo se soluciona la crisis nacional de Venezuela y la crisis internacional en torno a Venezuela.
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