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De la guerra a la soberanía: las Fuerzas Armadas en debate

Políticos y académicos coinciden en que Uruguay debe discutir qué tipo de fuerzas armadas quiere y adaptarlas al nuevo siglo
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24 de marzo de 2019 a las 05:02

La destitución de Guido Manini Ríos por parte del presidente Tabaré Vázquez, luego de que criticara la actuación de la Justicia en casos de violaciones a los derechos humanos durante la dictadura significó la última crisis entre el gobierno y los militares desde el retorno de la democracia. La noticia se había conocido hacía algunas horas cuando el precandidato del Partido Colorado, Ernesto Talvi, decidió poner sobre la mesa un tema que estaba estrechamente relacionado y que subyace desde 1985. En su cuenta de Twitter se hizo eco de lo que “medio país cuchichea”, según escribió, y se preguntó si tenía sentido “con nuestro tamaño” y en “este tiempo” tener fuerzas armadas “convencionales teóricamente preparadas para la guerra”. 

El guante fue recogido por Lucía Topolansky, quien en declaraciones al diario La República lamentó que Uruguay no haya discutido en profundidad qué fuerzas armadas necesita. La vicepresidenta consideró que el debate debía darse “con la participación de toda la sociedad” y  “con el sistema político en pleno”, aunque no sabía si tenía la “madurez para poder hacerlo”. 

Especialistas consultados por El Observador señalaron que no hay un momento específico para iniciar la discusión y consideraron que el tema está vigente desde finales de la dictadura, aunque reconocieron que el final de una crisis militar era un buen momento para debatir asuntos de fondo. 

Talvi dijo a El Observador que no debe ser un tema “tabú” y que hacerlo permitirá “cerrar la herida que se abrió en el golpe de Estado”. 
Los militares y el Frente Amplio

El primer gobierno de Tabaré Vázquez, con Azucena Berruti al frente del Ministerio de Defensa tuvo la intención de discutir qué tipo de fuerzas armadas necesitaba el país.

La ministra planteó una serie de debates que finalizaron en el año 2010 –cuando ella ya no estaba en el gobierno– con la aprobación de la ley marco de Defensa Nacional. En los 33 artículos que la conforman, Uruguay saldó un tema y dijo que quería tener fuerzas armadas pero no especificó de qué tipo. Nueve años después, el punto sigue prácticamente en el mismo lugar, aunque el Parlamento tiene a discusión una nueva Ley Orgánica Militar y el año pasado aprobó una reforma al Servicio de Retiros y Pensiones de las Fuerzas Armadas que no terminó de conformar a buena parte de los integrantes del oficialismo.

Para Topolansky, el principal problema en la interna del Frente Amplio es que hay posiciones “muy diversas al respecto” ya que en el oficialismo coexisten sectores que proponen la eliminación paulatina de las fuerzas armadas con otros como el Movimiento de Participación Popular, cuyos líderes han manifestado su interés de fidelizar a la fuerza para que sus integrantes voten al Frente Amplio. 

El debate y la eliminación progresiva por inacción 

Más allá de las coincidencias sobre la necesidad de un debate, los políticos se han mostrado abiertos a la hora de señalar los puntos que se deben discutir. El magíster en estudios de seguridad, Santiago Arca Henón, dijo a El Observador que lo primero que se debe hacer es definir una “concepción” de las fuerzas armadas que se necesitan y que para eso hace falta tener una “visión estratégica” ya que la situación es muy distinta a la de inicios del siglo XX. 

“Lo que sucede hoy es que no repelemos una invasión y se cumplen tareas que principalmente no están relacionadas con la guerra”, señaló. Su posición coincide con la del coronel retirado Sergio Rico, quien considera que “el mundo cambió y las hipótesis de conflicto no son las mismas”. Las dos guerras mundiales y la posterior guerra fría –que hicieron que el historiador Eric Hobsbawm lo llamara el siglo corto– no aparecen en el horizonte. 

El precandidato del Partido Colorado, Ernesto Talvi, dijo que entre los puntos a debatir tienen que estar: qué personal necesitan, cómo se debe entrenar la tropa, cuál será su remuneración y qué tipo de equipamiento tendrán. “Si la sociedad debate de manera abierta qué fuerzas armadas quiere, entonces vamos a hacerle un gran favor a nuestros hijos y cerrar la herida que se abrió en el golpe de Estado”, dijo. 

A diferencia de lo que piensa Topolansky, Arca Henón acotó que la sociedad está preparada para una discusión de este tipo y que especialmente los “militares” están dispuestos a hacerlo. 

Por otra parte, la postergación de este debate significa tender a una “progresiva eliminación de las fuerzas armadas por inacción”, según el académico. En una línea similar se expresó el senador del Partido Nacional, Javier García, que en una columna en El País dijo que se debe “asumir sin rencores” el papel de las fuerzas en una “democracia moderna”.

De la importancia de la Infantería a los Ingenieros y Comunicaciones 

La vulnerabilidad en las fronteras terrestres era el principal motivo de preocupación de las fuerzas armadas en el siglo pasado. Por esta razón, el Ejército Nacional, principalmente el arma de Infantería era la “fuerza fundamental”, según Topolansky, ya que tenía un gran “despliegue territorial” que explica “la ubicación de los cuarteles”. 

“La custodia de la soberanía tenía un diseño determinado” que cambió debido a los avances tecnológicos. “No podemos seguir por el mismo camino. Hoy dentro de ese mar de especialidades, lo más importante son las fuerzas de comunicaciones y de ingenieros, por el sistema de radares, y por la custodia de la soberanía de ese mar uruguayo que ahora es mucho más grande”, dijo. 

En 2016, la Convención de Derecho del Mar de las Naciones Unidas otorgó a Uruguay la extensión de su plataforma continental hasta casi 300 millas, lo que provocó que el país pase a tener más cielo que mar. Esto, en términos militares significó un gran desafío para la armada, que ahora pasó a tener que custodiar un mar territorial mucho mayor. 

El politólogo especializado en temas de defensa, Julián González Guyer, dijo a El Observador que la discusión está planteada “desde la salida de la dictadura” y que los gobiernos no han “tomado el toro por las astas”. 

“Por no encarar el problema lo han ido tirando para adelante”, señaló y consideró que actualmente las fuerzas armadas son “ineficaces” desde el punto de vista de la “defensa nacional”. 
Para González Guyer, la responsabilidad de asumir qué deben hacer el Ejército, Armada y la Fuerza Aérea es tarea de los políticos, aunque “a los gobiernos les resulta cómodo que la discutan los militares”. 

“La inacción ha conducido a que tengamos un mar territorial que no se custodia, un espacio aéreo que tiene problemas y un ejército que habría que ver cuál es su estrategia”, agregó. Rico lo ve de otro modo, dice que las fuerzas armadas cumplen “ciertas misiones” como “la integridad del territorio, la vigencia del gobierno democrático, la seguridad de sus habitantes, la defensa de sus recursos estratégicos y el objetivo principal del bienestar de la ciudadanía a través de un desarrollo sustentable”.

Pero González Guyer considera que la discusión acerca de qué fuerzas quiere el país es fundamental porque permitiría enfocar los recursos. Actualmente el país destina aproximadamente un 1% del PBI a su defensa, de los cuales la mayoría se destinan a salarios. 

El modelo de Costa Rica y el “injerencismo yanqui”

Cuando se discute qué fuerzas armadas quiere un país, el modelo de Costa Rica, que las eliminó, suele ser analizado. Algunos sectores del Frente Amplio abonan esta tesis, aunque hasta ahora no han logrado imponer su pensamiento. 

El año pasado durante la discusión de la Rendición de Cuentas, el sector IR, que encabeza la diputada Macarena Gelman, propuso no llenar las vacantes generadas por los retiros de las fuerzas armadas y destinar esos recursos a la educación. De esta forma se irían reduciendo las fuerzas armadas, aunque la propuesta no tuvo eco en la bancada frenteamplista. 

Su propuesta es rechazada principalmente por el Movimiento de Participación Popular. La vicepresidenta Lucía Topolansky recordó en la entrevista de La República que Costa Rica que debió “militarizar parte de la policía” para “cuidar la frontera”. “Es decir creó fuerzas armadas encubiertas y tuvo que convenir con los portaviones norteamericanos para el cuidado del mar territorial”, dijo. 

En tanto, el diputado Alejandro Sánchez, dijo a Desayunos Informales que la propuesta de eliminar las fuerzas armadas es parte de la agenda que Estados Unidos quiere imponer a los países latinoamericanos principalmente desde la década del 90. “A los países que eliminan las fuerzas armadas, la seguridad nacional se las da Estados Unidos, el comando sur y yo no quiero eso.

Que venga una potencia a brindarnos la seguridad de nuestro mar territorial y recursos naturales. No estoy de acuerdo con la eliminación de los ejércitos y las fuerzas armadas que es algo que Estados Unidos ha propagado”.

Topolansky señaló que otro de los problemas que le trajo a Costa Rica fue un crecimiento del narcotráfico ya que los delincuentes “agarraron la volada” porque se “dieron cuenta de lo que pasaba”. 

Los reservistas de Bergara

El precandidato del Frente Amplio, Mario Bergara, planteó días atrás en una entrevista en El Observador que en la discusión sobre la ley orgánica militar también se debería analizar la posibilidad de generar una “reserva activa”. 

“Reservistas, que hay en todas partes del mundo menos en Uruguay. Acá la gente que no llega a coronel, general o a las distintas armas lo que corresponda, se jubila a los 40 y pico de años y ahí es caja militar desde el primer día”, dijo. Su idea es que quien esté en reserva mantenga su estado físico y sus condiciones de salud por si es convocado, por ejemplo para trabajar en inundaciones u otras tareas puntuales, y se le pague una remuneración menor. “Esto te permite hacer más eficiente la estructura de las fuerzas armadas y te reduce la presión sobre la caja militar. Esta gente va a estar en reserva. Podrá hacer otras actividades, cobra una porción del salario pero con estas obligaciones. Pero después se jubilan cuando se jubila todo el mundo”, sentenció.

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