Opinión > Frente Amplio

Con los cucos esta vez al Frente no le alcanza

El riesgo del FA de radicalizar su discurso y vaciarlo de contenido que lo aleje del centro
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09 de febrero de 2019 a las 05:02
La tentación que tienen los precandidatos frenteamplistas de agitar los cucos es alta. Saben que para las elecciones internas eso paga. Una demostración de eso fue lo que sucedió esta semana durante los festejos por los 48 años del Frente Amplio. Los tramos de discursos que más aplausos recogieron fueron aquellos en los que los oradores criticaron a los opositores, pero sobre todo, cuando volvieron a sembrar la idea de que una victoria del Partido Nacional traerá muchos males al país.
 
¿Todos utilizaron el mismo recurso? No, hubo matices. El más radical en esa prédica fue el comunista Óscar Andrade, con el cuco “del neoliberalismo”. El independiente Mario Bergara tuvo varios trayectos en los que apeló a los cucos “de la derecha” restauradora. El socialista Daniel Martínez también marcó críticas a la oposición por “apostar al odio”, al mismo tiempo que los acusó de generar un clima de que todo está mal. Tal vez la que menos utilizó esos recursos fue la independiente Carolina Cosse. El más aplaudido por lejos fue Andrade. 
 
 
Esa estrategia parece muy útil para junio. Pero si el FA realmente quiere conquistar un cuarto gobierno, tiene un enorme desafío: convencer a los que ya los votaron y ahora dudan. O más difícil aún: a los que los votaron y ya decidieron no volver a hacerlo. Pero con cucos será díficil. Para recuperarlos tendrán que volver a enamorarlos con ideas y proyectos concretos. 
 
Durante el acto del martes Andrade recordó cuando a la salida de la dictadura eran los militantes de los partidos fundacionales los que apelaban al miedo. Recordó que en un programa radial decían que si ganaban los comunistas o los tupamaros se iban a llevar los niños a Cuba o que iban a construir un muro para dividir la sociedad.
Tal vez esa estrategia sirvió a corto plazo para captar a alguna parte del electorado. Pero evidentemente, a largo plazo, fue absolutamente inconducente. 
 
Al FA le pasa algo similar. Durante las últimas dos elecciones usaron los cucos y el miedo en varias oportunidades. Y en muchos casos les dio resultado. 
 
“El FA fue a Tristán Narvaja y compró varias jaulas de cucos y empezaron a largar que viene el recorte”, dijo esta semana el precandidato blanco Luis Lacalle Pou.
Hay muchos dirigentes de izquierda que siguen confiados en que esta estrategia les puede dar resultado. Entrevistado hace unos meses por el semanario Búsqueda, el ministro del Interior Eduardo Bonomi fue consultado sobre cómo analiza la “molestia” de muchos votantes del Frente Amplio que hoy están indecisos. “Hay gente que unos meses antes (de las elecciones) recuerda cosas, eh, a veces se olvida pero cuando tiene que decidir se acuerda. Y se va a acordar de muchas cosas que han pasado antes”, respondió el dirigente del MPP.
 
Si esa es la estrategia, recordar los que otros hicieron hace 20 años, el Frente Amplio la tendrá complicada.
 
El programa de gobierno aprobado en diciembre pasado por el congreso de la fuerza política lo hace más díficil, porque las ideas fuerza en las que asentar una campaña propositiva son muy pocas. 
Pero eso, que hoy es un problema, puede ser una oportunidad. Un programa con poco contenido es también un cheque en blanco para que Andrade, Bergara, Cosse y Martínez armen sus plataformas como quieran. Así lo perciben algunos de ellos y escuchar los discursos del aniversario da varias pistas. 
Cosse busca posicionarse como la candidata mejor preparada para enfrentar los desafíos que presenta “el nuevo mundo” de la innovación. 
 
Martínez parece muy dispuesto a competir por ese espacio. Durante su discurso insistió en que es necesario enfrentar los dilemas que plantean la “robotización” y “los cambios en los modelos de trabajo”. El “nuevo impulso”, su eslogan, va por ese camino.
 
Tanto Martínez como Bergara tienen un discurso renovador. En el caso del expresidente del Banco Central es mucho más evidente su visión autocrítica sobre muchos aspectos del FA. 
Tal vez el discurso de Bergara fue el más sólido del acto del martes. Planteó sin eufemismos la necesidad de cambiar la estructura de la izquierda, para que empiece a valer “un frenteamplista un voto” y no sigan presos de minorías que deciden. “Vaya si necesitamos renovar nuestro interior para que el funcionamiento orgánico no sea un problema para resolver los problemas”, dijo. El silencio fue sepulcral. Lo mismo cuando pidió “autocrítica” y dejar de mirar todo desde las “chacras” de cada uno. 
 
 
Bergara sí recibió muchos aplausos cuando despertó los cucos. “Todos queremos vivir sin miedo, ¿pero no nos da miedo una sociedad militarizada, los allanamientos nocturnos y cosas que en el pasado trajeron tanta angustia y tanto dolor?”, dijo, y despertó una ovación.
 
Ese es el gran desafío que tiene el FA. Si se deja guiar por la militancia más fuerte se va a radicalizar, pero así se alejará más de ese voto de centro que necesita recuperar para ganar. 

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