La ciudad Baltimore, –Maryland, EEUU– prohibió la venta bebidas azucaradas y refrescos a los
niños en restaurantes y bares. En caso de no cumplir con la norma, se debe pagar una multa de US$ 100. Los pequeños solo podrán tomar leche, agua y jugos %100 de fruta natural, según informó
El País de Madrid.
Leana Wen, responsable del comisionado de salud de la ciudad, sostuvo en un comunicado que la "ley, denominada Bebidas saludables en los menús infantiles, ayudará a los padres a tomar la decisión más saludable, la más fácil". Allí hizo hincapié de que no hay que olvidar que la ciencia confirmó que las bebidas azucaradas son uno de las principales causas de la obesidad infantil.
Según Wen, algunos restaurantes ya las eliminaron de sus menús infantiles, pero aún falta para que se dé el cambio total. "Tienen que poner al menos algo que indique que los menús han cambiado, algunas tendrán que imprimirlos de nuevo, y esto no se hace de la noche a la mañana. Los cambios en los menús en línea serán fáciles. Por lo tanto, no esperan que impriman todos los menús nuevos para hoy", agregó la responsable del comisionado de salud.
Esta normativa no fue de agrado para muchos restaurantes locales. "Ya estamos enfrentándonos a grandes retos en nuestros negocios. Esta ley hará que los objetivos marcados sean más difíciles de conseguir" indicó un comunicado de la Asociación de Restauradores de Maryland.
Otras ciudades estadounidenses ya habían adoptado esta medida –siete localidades en California y una Colorado– pero Baltimore es la más grande en hacerlo.
La decisión se debió a las altas cifras de obesidad infantil de la ciudad. El Centro de Prevención y Control de
Enfermedades (CDC) indicó que uno de cada tres escolares de Baltimore es obeso. En la misma línea, una investigación federal basada en esta ciudad, concluyó que uno de cada cuatro escolares consume refrescos todos los días.
La Organización Mundial de la Salud informó que en 2016, más de 41 millones de niños menores de cinco años en todo el mundo tenían sobrepeso u obesidad. Casi la mitad de los niños con estas características vivían en Asia y una cuarta parte en África. Mientras que en Estados Unidos, desde la década de los setenta a esta parte se triplicó el número de menores con obesidad.
La obesidad es un riesgo de salud para los menores, que los vuelve más propensos a padecer
diabetes tipo II, cardiopatías o enfermedades metabólicas, entre otras.