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Cecilia Faget: Creativo ingenio

Cecilia Faget (37) logró conjugar sus dos pasiones –la gastronomía y el interiorismo– para convertirlas en su trabajo. Junto con su hermana Ana, encabezan desde hace ocho años La Mar en Coche, un estudio de arquitectura y diseño de interiores que creció rápidamente y va dejando su impronta plasmada en los mejores locales gastronómicos de la ciudad
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19 de noviembre de 2019 a las 05:00

[Por Lucía Rodríguez Alpino]
[Fotos Lucía Carriquiry]

Ni bien llego al estudio de La Mar en Coche, donde Cecilia Faget (37) me espera para la entrevista, me sumerjo en un universo color rosa. La decoración me transporta a los locales gastronómicos que suelo frecuentar. Algunos objetos de madera y un cartel que dice “agradecer” se roban mi atención mientras transcurre la charla y me detengo en el interiorismo del espacio, que también narra parte de su historia.

Desde hace casi diez años la diseñadora de interiores Cecilia Faget se asoció con su hermana, Ana –que es arquitecta–, para emprender juntas un estudio de  arquitectura e interiorismo. Lo llamaron La Mar en Coche, en honor a una frase que solían repetir las abuelas, que alude a estar cómodo, seguro o confortable, y puede aplicarse a modo de etcétera para rematar una serie de cosas. Compruebo, a simple vista, que su mundo propone mucho de eso.

En familia

Cecilia nació en Montevideo, en una familia de identidad mitad charrúa, mitad austríaca; ya que su madre, Gabriela, nació en Austria. Es la menor de cuatro hermanas: Gabriela (48), Carolina (47) y Ana (45). El gusto por la cocina viene desde su niñez, y recuerda una infancia donde el hogar se endulzaba con olor a strudel de manzana, un postre clásico de su raíz austríaca.

José, su padre, estaba ligado al mundo de los negocios y tenía una empresa de importación y exportación de lana, que por motivos laborales en 1982 (al año de haber nacido Cecilia) obligó a la familia a trasladarse a España. “Después de vivir cinco años en Barcelona, mis padres se separaron y nosotras, mi madre y mis hermanas –aclara–, nos volvimos a Uruguay. Papá nos viene a visitar o nosotras viajamos a España, siempre es necesario un rayo de sol español”, dice entre risas. 

La vida compartida entre hermanas mujeres fue clave para sentirse bien acompañada durante las distintas etapas y decisiones de su vida. “Los recuerdos más lindos que tengo es con mis hermanas. De chica disfrutaba de estar juntas y de irnos en familia a veranear a La Paloma. Me encantaba estar entre mis hermanas, que eran mucho mayores que yo. Con Ana, que es la que me sigue a mí, nos llevamos siete años. Hoy no la notamos, pero esa diferencia cuando éramos pequeñas era significativa”, comenta.

Pasaje de ida

En el 2001 Cecilia decidió estudiar comunicación, un tanto por descarte y otro tanto por convicción. Como no estaba del todo segura, confió en que aquella carrera iba a permitirle balancearse entre distintas propuestas hasta encontrar su verdadera pasión. Se inscribió en la Licenciatura en Ciencias de la Comunicación en la Universidad Católica y cuatro años después –con un proyecto de tesis aprobado– fueron el puntapié para ir por más. Ni bien se licenció se instaló en Madrid para hacer un máster en escenografía para cine, teatro y televisión, en el Centro Universitario de Artes en Madrid TAI. Con los pies en su segundo hogar, Cecilia se aventuró a abrir el camino: “Me llevó un tiempo darme cuenta de que podía trabajar del diseño de interiores. Cuando estudiaba comunicación tuve que optar por una orientación y elegí cine. Ahí descubrí que me gustaba realizar las escenografías de las producciones y rodajes. La intuición fue un elemento clave en mi proceso que, mezclado con la creatividad, hace una propuesta única para el mercado competitivo”, comenta Cecilia.

Se enfrentó entonces al mundo laboral publicitario, un mercado que exige soluciones inmediatas y obliga a tomar decisiones sobre la marcha. Eso, analiza en retrospectiva, la entrenó para lo que vendría después.

Lo que no se ve

Cecilia es introvertida. Hacer sociales y hablar en público se le hace difícil y me confiesa que normalmente prefiere quedarse callada antes que entrar en un ping pong de palabras con alguien más. “Soy algo tímida pero considero que ese mundo interior es producto de mi creatividad, algo que guardo dentro de mí”, analiza. La determinación, tan necesaria, es también un aspecto de su personalidad, que la lleva a lograr todo lo que se propone.

En España estaba colmada de propuestas laborales para escenografías de rodajes, pero la idea de volver a Uruguay se instaló ante la posibilidad de emprender algo junto con su hermana Ana. “Tuvimos siempre afinidad, tanto en lo sentimental como en los gustos. Nos comentábamos nuestros trabajos todo el tiempo” dice Cecilia, lo que las motivó a pensar en la idea de un proyecto en conjunto. “Me volví a Uruguay por La Mar en Coche”, confiesa.

Mudanza mediante empezaron con el proyecto, que fue tomando forma sobre la marcha. “Al principio comenzamos con la compra y restauración de mobiliario, con el objetivo de montar una tienda de muebles. Aquella idea jamás se volvió realidad porque en el proceso nos dimos cuenta de que nuestras profesiones eran totalmente integrables”, dice respecto al proceso que vivieron hasta conformar finalmente el estudio. Con un poco de miedo al ámbito de los locales comerciales, al principio aspiraban exclusivamente a casas residensiales.

Fue en el otoñal abril de 2011 que sonó el teléfono de La Mar en Coche para cambiarlo todo. Era Black House, una productora audiovisual con casa matriz en Londres (y radicada en Uruguay en el barrio Palermo) que se contactó para proponerles que se encargaran del interiorismo de su oficina. Fue la primera gran oportunidad para que las hermanas Faget demostraran su arte. Vendieron casi todos los muebles de aquella tienda que nunca se abrió, y comenzaron a trabajar en dupla para el espacioso apartamento que la productora tenía en la rambla de Palermo. “Aquella experiencia fue lo máximo”, resume la diseñadora.

Durante esos años tuvieron la oportunidad de enfrentarse a la realidad del mercado local, encontrarse en su nuevo rol como hermanas y socias, y convertirse en la dupla todoterreno que conjuga la faceta técnica de Ana y el aporte creativo de Cecilia. “Ana es el ojo técnico, analiza el plano y acostumbra a trabajar de manera más metódica. Yo soluciono sobre la marcha, muchas veces incluso durante la obra. Ese complemento hace que el resultado sea mejor que si las dos fuéramos del mismo palo”, afirma.

El estilo de las Faget se distingue a simple vista: cálido, lúdico y colorido. Del lado opuesto del minimalismo y su ‘menos es más’, Cecilia habla de la libertad de poder transgredir. “‘Menos es aburrido’ es un concepto que me representa bastante, y tiene que ver con la identidad del estudio”, comenta Cecilia. La frase original (less is bore) viene del arquitecto estadounidense Robert Venturi. “Lejos de comulgar con su tipo de arquitectura, él en su momento rompió con lo encorsetado del minimalismo, transgredió las normas, y eso me encantó”, explica la diseñadora, una verdadera apasionada de su profesión. “El diseño tiene que inspirarle comodidad al sujeto. Un mueble debe ser cálido y lúdico a la vez, para mí así se compone una pieza perfecta. Con esa idea, con Ana buscamos descubrir muebles y objetos decorativos perfectos, que en sinergia logren dar con el valor característico de La Mar en Coche”, dice.

Cocina estética

Si hubo algo que las catapultó al éxito fue trabajar con Lucía Soria, que en 2012 les propuso hacerse cargo del interiorismo de Jacinto, su restaurante. El proyecto las ligó de inmediato al rubro gastronómico y pronto empezaron a llover propuestas similares. “Jacinto se convirtió en una vidriera para nosotras”, dice Cecilia. Hoy la firma de La Mar en Coche se ve entre las paredes de varios de los más importantes locales gastronómicos de Montevideo. “Trabajamos para Santé, La Burguesa, Ceibo Cantina, Cabron, Pecana”, menciona Cecilia, en una lista que evidencia que pisan fuerte. “Me pellizco para comprobar que es realidad. La cocina siempre fue una pasión en mi familia, y haber podido dedicarnos a trabajar con locales gastronómicos es un sueño”, dice. Aunque es cierto que entre sus proyectos se destacan también importantes clientes por fuera de la cocina, como Manos del Uruguay, Bellmur, Oficina Parque Sábato y Srta. Peel.

Entre los trabajos más recientes del estudio, se destaca el interiorismo del nuevo local de Pecana, una boutique gourmet fundada por la chef y pastelera Sofía Muñoz. “Fue uno de los proyectos que más disfrutamos hacer, principalmente porque se nos asignó exclusivamente el interiorismo y trabajamos en conjunto con la arquitecta Victoria Muñoz, que se encargó por completo de la obra. Además de haber pegado una muy buena relación con ella, disfrutamos del proceso creativo. La idea fue crear un universo que remita a los bares pintorescos de Recoleta y logramos reflejar un estilo femenino, cálido y lúdico. Por un lado atemporal pero a su vez impactante, exactamente como es el universo de La Mar en Coche”, dice.

Lograr plasmar sus ideas en la realidad es un desafío, especialmente en un país chico donde la variedad escasea y los catálogos no alcanzan siempre la última tendencia en interiorismo, pero Cecilia se adapta con ingenio, se apoya en lo artesanal y navega en su universo de objetos, colores, diseño y la mar en coche.

 

 

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