Ricardo Peirano

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¿Ni una idea?

A muchos empresarios se le han caído muchas ideas debido a que el sector y el país no están preparados para salir de la época industrial y entrar a la sociedad del conocimiento, donde se juega el partido
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26 de agosto de 2018 a las 05:00
Richard Read, el histórico dirigente del sindicato de la bebida, es uno de los dirigentes sindicales más lúcidos. Tanto que tuvo que abandonar el secretariado del Pit-Cnt por las discrepancias que tenía con otros miembros de la central sindical. Su discurso del 1 de mayo de 2013, cuando reivindicó la "cultura del trabajo", algo muy poco frecuente en los reclamos y alocuciones sindicales, le valió numerosas críticas desde sus propias filas. Su posición contraria a Joselo López por la represión en el Inau lo llevó a renunciar al Secretariado del Pit-Cnt en 2015. Desde entonces no ha ahorrado críticas a la propia central sindical, sobre todo por meterse demasiado en temas internacionales y por tener un concepto antiguo de la negociación colectiva. También discrepó con sus compañeros por los temas educativos y abogó por centros de gestión privada, que son muy mal vistos por la izquierda en general y por el PIT-CNT en particular. Sostuvo que el Uruguay de la chimenea ya fue y que también es ridículo que se siga peleando por tener "un frigorífico nacional".

Pues bien, este mismo Read también la emprendió la semana pasada contra el empresario uruguayo en una entrevista concedida a El Observador. Dijo que es "muy difícil que se le caiga una idea" y que está en "vías de extinción". Ve a los empresarios afincados en la queja permanente, en "el llanto" y en el "mangazo". Y dice que a los Consejos de Salarios mandan a negociar a "abogados" pero que ellos no van. Una descripción decepcionante, de ser cierta.

No es de extrañar que esa entrevista haya generado una reacción entre los empresarios. Por de pronto, como señalan algunos, ¿quiénes hicieron este país sino empresarios emprendiendo en muy diversas actividades a lo largo de nuestra historia? ¿no hay allí muchas "ideas caídas" que dieron origen a empresas? ¿no sigue habiendo empresarios que innovan, arriesgan e invierten su capital ya sea con viento a favor o con viento en contra? Y ello considerando que el gobierno no cumple las recomendaciones de la OIT del año 2010 sobre libertad sindical frente a ocupaciones y piquetes que son manifiestamente inconstitucionales. ¿Puede decirse que es normal ir a la negociación colectiva a encontrar muchas veces planteamientos utópicos y reclamaciones basadas en conceptos de la "lucha de clases"? Y negociar siempre con una espada de Damocles de una huelga como la que sufrió recientemente Conaprole para rellenar las vacantes por jubilación o con el riesgo de sufrir una ocupación o de tener que acordar pautas sectoriales que engloban realidades muy distintas y que en general favorecen a las grandes empresas y perjudican a las pequeñas y medianas?

Ahí sí es difícil que se "caigan ideas". Más bien se va a realizar una "contención de daños". Y más aún, cuando predominan concepciones del siglo XIX, dónde el empleo se mira como una cantidad dada que no se puede tocar ni aunque sea para que crezca en otro lado, y no con la concepción del siglo XXI, donde el empleo baja en una actividad y crece en otra, incluso dentro de una misma empresa.
Hace poco un amigo empresario me dijo: en un par de meses un trabajador me dijo que se iba para hacer teletrabajo desde su casa, otro me dijo abandonaba el mercado laboral para capacitarse para lo que se venía, otro que cambiaba de rubro de actividad y un cuarto que consiguió trabajo en una empresa de la competencia. Esa movilidad, donde cuatro personas se fueron de una empresa pero ninguna perdió su empleo, no la entienden ni los sindicatos de rama ni los de empresa porque refieren a una realidad que les cuesta comprender y que es la sociedad del conocimiento. A ese amigo empresario se le "caen muchas ideas" para retener talento que ha generado o formado o contratado, pero el tema de la flexibilidad de ir y venir no entra en ninguna negociación sindical que no percibe esos cambios que se dan por estilo de vida y por cambios de condiciones de trabajo. Como dice Read, solo se piensa en el "Uruguay de la chimenea" y ese Uruguay ya se fue. Ahora se viene el de la robótica y de la Inteligencia Artificial, pero para ese ni estamos preparados ni queremos verlo. Es más fácil manejarse con el Uruguay industrial que con el Uruguay del conocimiento, donde cada individuo adquiere mayor autonomía y mayores posibilidades de desarrollo, tanto frente al sindicato como frente a la empresa. Pero la autonomía individual y la libertad responsable gozan de mala prensa y no les gusta ni a los gobiernos ni a los sindicatos.

Pero volviendo a lo del comienzo, y aún con formas empresariales de actuar que se desenvuelven mejor entre los pasillos de los ministerios donde hay protección, que al aire libre donde es preciso competir para crecer, creo que a los empresarios de este país se le han caído muchas ideas. Y muchas más deberán caérseles para salir del estado actual de cosas donde el país no lleva un rumbo adecuado para dar bienestar económico y social a sus ciudadanos.


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